En mi página Facebook, recibí este impactante testimonio de Karina. Ella amorosamente decidió compartir con nosotros esta historia tan maravillosa, llena de luz y esperanza.
A través de su relato, una vez más, vemos, que nada es imposible para nuestro Dios Padre y que sus Ángeles verdaderamente están aquí, más cerca de lo que imaginamos para ayudarnos y apoyarnos:
¡Muchas gracias Karina!
“Buenas noches, quiero compartir con ustedes una experiencia muy especial que viví hace 10 años, mientras mi hija se encontraba internada en el hospital y con muy pocas probabilidades de vida. Aproximadamente después de estar internada 8 días, los doctores me informaron que mi hija estaba sufriendo muchísimo ya que su presión subía y bajaba de manera abrupta. Ellos habían tenido una reunión y llegaron a la conclusión de que su corazón se había dañado por un proceso infeccioso severo que había tenido debido a una peritonitis.
Me indicaron que habían decidido desconectarla de los aparatos que le permitían sobrevivir ya que para ellos era únicamente alargar su agonía y que habían mandado a llamar a un cardiólogo para que este confirmara el diagnóstico que ellos habían dado para proceder a desconectarla.
Inmediatamente después de que me dieron la noticia, fui a la capilla del hospital junto con mi hermana y mi cuñada. Mientras orábamos empezamos a llorar y en la primera banca frente a nosotras estaba un joven junto a dos niños como de 13 o 12 años a quienes que ya habíamos visto en algún momento los días anteriores. Cuando este muchacho nos escuchó llorar, se volteó y nos preguntó por qué llorábamos y le comentamos lo que sucedía.
Entonces él, con una mirada de desconcierto nos dijo: “Pero ¿por qué lloran?”
“¿Que no se dan cuenta de que lo que Dios les está proporcionando es la oportunidad de que le brinden una ofrenda de Fe?” Nos habló brevemente de la historia del «Padre Abraham» y nos dijo que teníamos que entender que lo que a Dios mas le agrada es que sus hijos le muestren su Fe en Él.
Luego nos dijo que la manera en la que debíamos de hacerle llegar a Dios nuestra fe era haciendo una oración en la que le confesáramos que confiábamos en Él y que le pidiéramos al Ángel de la Guarda de mi hija que llevara esa oración a la presencia de Dios. Mientras nos lo decía habría un libro que me imagino que era una Biblia y sacó 3 estampas del Ángel de la Guarda que casualmente eran de la misma fecha en la que estábamos (3 de septiembre), únicamente que del año 1935. También nos dijo que él tenía una gran amiga que podía apoyarnos en ese momento quien era Santa Rita de Casia, nos explicó que ella era patrona de las causas imposibles, y que ella podía interceder en nuestra oración. Después se despidió recordándonos lo que debíamos de hacer. Días después mi hermana vió que pasó al lado nuestro y cuando ella se regresó para abordarlo y comentarle que mi hija estaba mejorando poco a poco en su salud, el terminó de cruzar el pasillo y desapareció de manera inexplicable.
De igual manera yo lo volví a ver a la media noche cuando pasó al lado mío y entró a la capilla que se encontraba al lado de la sala de espera. Me llamó muchísimo la atención ya que la capilla se cerraba a las 9 de la noche, y cuando traté de entrar a la capilla para poder hablar con él, ésta se encontraba bajo llave. En fin, que afortunadamente mi hija 15 días después de esto salió del hospital completamente restablecida. Ahora es una preciosa joven de 20 años, y le agradezco infinitamente a Dios el que me haya permitido conservarla a mi lado mas tiempo y el haber tenido la dulzura y el cuidado de enviarme a uno de sus Ángeles para darme el mensaje de lo que Él esperaba de mi y de mi familia en momentos tan desconcertantes.”