A continuación, les presento un hermosísimo testimonio que nos comparte una de mis lectoras. Espero que les conmueva e inspire como lo hizo conmigo. ¡Muchas gracias Aura!
«Quería compartir algo que la verdad jamás comento en público, a no ser a mi esposo y mis hijas que lo saben y con quienes comparto todo, pero me daba un poco de pena o no quería que la gente piense que uno quiere ganar algun protagonismo o porque está de moda hablar de nuestros amiguitos los Ángeles.
En mi mensaje les platico que desde pequeña tenía la costumbre de hablar con alquien a quien decidí llamar “Lucesita”, no veía ninguna imágen, sólo hablaba con alguien, sobre todo por las tardes que me quedaba en casa de mis abuelos y no habían más niños con quien hablar.
Con el tiempo mi abuela paterna me hablaba de los Ángeles y mensajeros que se mencionan en la Biblia y yo siempre estaba atenta a escuchar sus historias.
El tiempo pasó y por algún tiempo me desconecté y crecí sólo comunicándome con rezos con el poder superior; ya casada y con dos niñas pequeñas tuve un accidente automovilístico con mi esposo y nunca perdi el conocimiento y aunque herida, todo el tiempo le pedí a mi Ángel que por favor no me dejara sola, también pedi la protección de la Virgen y sentí su compañía y cercanía todo el tiempo hasta que fuimos auxiliados.
Así he hablado con mi Ángel, al punto que un día fui a una entrevista de trabajo y aun sin experiencia y con una fila de candidatas, sentí una mano suave sobre mi hombro con una voz que me dijo “tranquila, confía que acá te vas a quedar” y por alguna razón tuve la certeza que me quedaría con el empleo, hoy tengo quince años trabajando con la misma empresa en otro puesto y estoy muy feliz.
Otro día no tenía carro y me fui a trabajar en bus (en Guatemala hubo un tiempo peligroso en los buses) se subieron dos hombres con muy mala cara y me comenzó a temblar el cuerpo, vi que las personas se miraban unos a otros y entre en pánico; le hablé a mi Angelito y le pedí que llamara a los Arcángeles para ayudarnos y pude ver una especie de siluetas muy grandes como personas bien altas que entraron al bus, los tipos se bajaron y ¡todo salió bien!!
Amo profundamente a mi Ángel, un día hasta me consoló porque sentía mucha culpa por errores cometidos en el pasado y sentí un abrazo y aunque de una forma como extraña vi que me tocó la cara y me besó las mejillas empapadas en llanto, es algo que NUNCA olvidaré.
Un abrazo y gracias por escucharme.
Aura. «