Amado Padre,
Abro todo mi ser para sentirme segura y guiada por Tu amor.
Toma el control de mi cuerpo y de mi mente y enséñame el camino.
Guíame siempre ha tomar las acciones correctas, en el momento correcto.
Que me sienta siempre inmersa en Tu amor, protegida del temor y de la negatividad.
Amado Padre, que mi único deseo sea el que Tu deseas para mi.
Que pueda verme yo como Tu me ves.
Me abro a aprender mi propia divinidad en cada momento, y a sentir la certeza de que Tu y yo somos uno, y por lo tanto, nuestros deseos laten en unísono como una misma creación.
Que lo más alto y bueno que deba suceder, suceda en mi y a través de mi.
Me ofrezco como vehículo para todo aquello que deseas que ocurra.
Me abro y admito ser aquella que sabe, en Tus brazos, respirar, relajarse y descansar.
En el nombre de Jesús,
Así es y hecho está.
Amén.