Para abrir nuestra vida a la Luz de la Gracia de nuestro Creador, es necesario hacerlo dentro del contexto de las enseñanzas sagradas de Jesús; y acércarnos a Padre-Madre una y otra vez, regocijándonos en su exelsitud, y en su infinito amor.
A veces, buscamos tanto fuera de nosotros, por aquello que al fin nos llenará, que al fin nos dará la felicidad, o nos saciará. Y buscamos y buscamos, y nos decepcionamos y dolemos cuando, frente a nuestros ojos, aquello que parecía ser nuestro, desaparece como un sueño efímero.
En realidad, lo que estamos buscando, es nuestra Fuente Divina: regresar al vientre de energía luminosa y amorosa que nos creó. Esa es la gran añoranza que sentimos.
Y Jesús vino a recordarnos esto: somos hijos de Dios y por lo tanto, nada existe sino es por su voluntad. Por lo tanto, es hora de reconocer que somos seres con un alma que, para desarrollarse correctamente, necesita estar y ser en el mismo origen que la creó.
Tomando plena conciencia de ello, visualice como ahora con sus brazos abiertos, con su corazón abierto, con su alma abierta, con su espíritu abierto, usted se presenta ante Padre-Madre; ante su excelsa luz. Y si está en su voluntad, puede decir una oración o usar esta oración:
Amado Padre, no soy digno de estar ante ti si no es por Tu voluntad.
Pequeño soy ante Ti, pero inmenso por la Gracia que me has dado para poder subir ante Ti.
Te doy gracias Padre-Madre, porque puedo estar ante Tu luz, que me santifica en Tu nombre.
Recibo Tu luz, desde y en todo mi ser.
No hay otra palabra que pueda decir ante ti más que “gracias”.
Gracias, gracias, gracias por haberme creado, por poder reconocerte, porque me sostienes la vida, y pones Tu luz en Tus hijos grandes y pequeños, Tu luz, por el amor que has tenido en concedernos Tu Gracia.
Excelso Padre, me rindo ante ti y digo desde todo mi ser, que sea Tu voluntad en mi, que sea Tu voluntad en mi, que sea Tu voluntad de mi, que sea Tu voluntad en mi.
Y con toda la pequeñez y grandeza que me has dado, Padre, te digo: ¡Padre, me presento ante ti, Padre me presento ante ti, Padre me presento ante ti, Padre me presento ante ti!
Soy tuyo.
En el nombre de Jesús.
Amén.