El propósito de la oración es permitir y admitir el poder de Dios para que se logre el propósito de Dios en nosotros mismos.
El propósito de la Oración es descubrir la voluntad de Dios, no para obligarlo a Él a hacer la nuestra; para reflejar la mente de Dios, no para cambiarla. Nosotros podemos, a través de la oración, admitir el poder de Dios para que Él nos traiga la mejor solución posible en toda situación. (Lo invito a leer Jeremías 29:11-13)
Las preguntas que me gustaría invitarlo a que se haga son:
- ¿Podría yo aprender, como Moisés, a poner mi corazón a la disposición de la voluntad de Dios?
- ¿Podría yo, aprender a confiar en Sus propósitos más que en mis propias percepciones?
El primer paso para encontrar un nuevo propósito en la oración, requiere de una trasnformación interna.
Cambiar el punto focal de la oración de nuestra propia satisfacción y felicidad, hacia la Gloria y Gracia de Dios requiere un cambio de corazón que Él mismo nos ayuda a hacer una vez que sostenemos esa intención. (Puede leer Ezequiel 36:26-27).
La oración real, busca alinear nuestros deseos con los deseos de Dios y caminar ya no desde un corazón que se centra en las satisfacciones del ego, sino en un corazón enlazado intimamente con el corazón de Dios. Mientras más nos entrenanos para contener su Gloria y su Gracia, nuestro corazón cambia y se ajusta al de Él y en su presncia nuestras oraciones se convierten consistentemente en poderosas y efectivas. Y esto ¡no es porque uno tenga más influencia en Él, sino por que ahora Él tiene más influencia en nosotros!
Amado Padre,
Enséñame a alinearme con Tus propósitos,
Enséñame Tu definición y entendimiento de lo que es la Oración
Enséñame lo que se siente abrirme a Ti completamente, y admitir Tu presencia en mi, sin mis agendas, sin mis planes, sin mis creencias limitadas
Solo Tú y yo, sintiéndonos, respirándonos, gozándonos mutuamente…