“Los Ángeles están conmigo en cada momento, y me hablan y yo escucho, y a veces sus instrucciones me dejan temblorosa. He estado invocando el espíritu de Juana de Arco, pues ella caminaba y luchaba con su Fe intacta. Ella no dudaba de sus órdenes. Sólo iba y las ejecutaba sin hacer preguntas, sin dudar, sin retroceder. Y eso es lo que a veces me falta quizá: la fiereza de caminar en el nombre de Dios.”
¿Alguna vez ha sentido que su alma le exige algo que usted le niega? ¿Ha sentido cómo se resiste a su destino? ¿Por qué es que desconfiamos de nosotros mismos y de la Gracia que Dios derrama sobre nosotros? Mi gran ejercicio, es confiar en lo que dice mi corazón. Es desde allí que me habla Dios.