Aunque Dios nos habla constantemente, no siempre somos conscientes de su orientación. Hay muchas razones para ello:
- No sabemos cómo suena, cómo se siente, o como se ve la orientación Divina.
- Tenemos miedo de ser controlados por Dios, por lo que deliberadamente bloqueamos la Guía Divina.
- Creemos en otra cosa, una alucinación o una ilusión.
- Nuestro Espíritu está herido y resentido con Dios. (Cuando nacemos, nuestra experiencia de lo Divino es fuerte y amorosa, pero conforme vamos creciendo, las experiencias traumáticas que vamos viviendo nos alejan de Dios. Estas experiencias traumáticas, van dejando heridas dolorosas que nos hacen sentirnos separados y solos, olvidados y sin importancia; y crean barreras para la conexión íntima y amorosa con Dios hasta que, para muchos, la conexión se hace débil o muere y no saben qué hacer al respecto. Algunas personas, se amargan y se enojan y entonces, niegan la realidad de la existencia de Dios, otros, pierden la esperanza y su fe).
- Tenemos miedo de fracasar cuando la Guía Divina nos pide abrir nuestras alas y volar.
- Tenemos miedo del éxito, porque no nos sentimos merecedores de la bondad hacia la cual la Guía Divina nos está dirigiendo.
- Tememos que Dios nos va a reprender, sancionar o manipularnos si le escuchamos.
- Nuestras mentes están obstruidas con juicio y falta de perdón hacia nosotros mismos y otras personas.
- Los intensos sentimientos de amor que vienen cuando nos conectamos con Dios son, muchas veces, abrumadores, y tememos sentirnos así pues en el pasado, quizá hemos experimentado que el amor conduce a dolor.
- No hemos pedido la Guía Divina. La ley del libre albedrío dice que Dios y sus ángeles no pueden intervenir en nuestras vidas a menos que lo pidamos (con la excepción de una situación que pone en peligro nuestra vida).
- Queremos una respuesta diferente a la que recibimos de la Guía Divina.
- Se desvía nuestra atención porque estamos demasiado ocupados, estresados, cansados, o bajo la influencia de los productos químicos tales como la cafeína, el alcohol, la nicotina y otras drogas.
Afortunadamente, una vez que identificamos y levantamos estos temores y reservas, logramos escuchar con facilidad la Guía Divina.
Lo invito a identificar cuál o cuáles de estos aspectos, están interrumpiendo su habilidad de conectarse, escuchar y entender los mensajes que la Guía Divina le trae cada día.
Una vez que los ha identificado, entre en oración y pida:
Amado Padre, envía tus Rayos de Luz sanadora y saca, cancela y libera en mi, estos bloqueos, creencias, y formas erróneas de ver la vida que no me permiten estar en conexión constante contigo, con Tu gracia, con tus bondades y tu Guía Divina.
Sáname Padre y sustituye este código erróneo con el correcto para que pueda yo escucharte, entenderte y tomar las acciones que debo tomar con base en lo que me inspiras a Ser.
Si a Tu Guía Divina
Si a Tu Amor,
Si a Tus bondades,
Si a Tu Camino
Si a Tu Luz en mi.
En el nombre de Jesús,
Amén.
Quédese un instante y vea con el ojo de su mente, cómo los Rayos Sanadores de Dios, descienden sobre usted sanando todo bloqueo que le impide estar en sintonía con la Guía Divina. Abra sus ojos hasta que sienta que ha sido limpiado completamente y vea que los Rayos Sanadores se han aquietado.