Si usted hoy se siente intoxicado de mente, corazón, alma, cuerpo o energéticamente, el Arcángel Gabriel lo ayuda a purificarse de todo aquello que hoy le pesa, lo enferma, lo satura o lo envenena en el centro de su ser. Es imposible volver a empezar si estamos atorados de energía indeseable, de emociones y pensamientos negativos, de enfermedad, o de pequeñez de espíritu, ¿no cree?
A continuación un ritual para purificarse con la ayuda del Arcángel Gabriel:
1. Vaya al espacio que ha asignado para reunirse con el Arcángel Gabriel, y siga el proceso sugerido en el artículo anterior para contactar a Gabriel.
2. Una vez está listo, llame a la presencia del Arcángel Gabriel y pídale que lo abrace en su luz naranja.
3. Cuando sienta su presencia junto a usted, permítase sentir las toxinas en su alma, en su corazón, en su mente y en su cuerpo que hoy lo intoxican a nivel de salud, a nivel de amor, a nivel de relaciones, a nivel de bienes, a nivel de paz; a nivel de sus proyectos, sueños y metas, a nivel de creencias limitantes, etc.
4. Ponga ahora una mano en el corazón y otra en la frente, y repita lentamente con plena consciencia: “A pesar de que yo tenga cualquier resistencia, para sanar esta situación de sentirme intoxicado e impuro a cualquier nivel de mi ser, yo elijo sanarla, des-instalarla, y limpiarla de todos mis sistemas; y a pesar de todo lo que haya pasado, sobre este tema, en mi o en mi familia, yo hoy afirmo y declaro, desde mi espíritu, desde mi alma, desde mi mente, desde todo mi ser: que yo me amo, yo me respeto, yo me honro, y yo me acepto profunda e incondicionalmente, y en relación a toda esta situación de impureza yo me perdono por (…)” Complete con todo lo que venga a su mente y a su corazón, sobre lo que recuerde en donde usted haya sido responsable de alguna forma, de haber creado estas impurezas en su ser, consciente o inconscientemente.
¡Tome un tiempo para hacer esto!
5. Y ahora visualice, que se dirige hacia una cascada y esta cascada es una cascada de luz del rayo naranja, con destellos plateados y dorados. Sitúese debajo de la cascada, debajo de la catarata y todas estas gotas suaves que se deslizan sobre usted van limpiando y llevándose toda toxina, toda impureza, toda sensación de estar sucio. Esta es la catarata de las aguas del Arcángel Gabriel. Llénese de ésta luz, que des-instala, limpia, purifica, y borra toda impureza, aflicción, intranquilidad. Permita que fluya toda esa agua en usted y se lleve todo aquello que le ha perturbado. Quédese allí un buen rato, hasta que se sienta purificado.
6. Tome una respiración profunda, y relájese, y ahora visualice que empieza a salir del estanque de las aguas sanadoras del Arcángel Gabriel y afuera hay una banca donde hay ropas limpias; póngase estas ropas nuevas. Visualice que ahora empieza a caminar por una pradera llena de flores de luz, de flores con destellos dorados; viendo un cielo muy hermoso, un cielo de un amanecer, con tonos naranjas, amarillos, lleno de luz; y perciba como ahora, en paz, sale a recorrer esta pradera.
7. Busque ahora un lugar, ubíquese en la pradera y con sus brazos abiertos, de gracias a Padre/Madre, por todas las bendiciones y la abundancia que ha recibido hasta este momento de su vida. Continúe ahora caminando y escoja un lugar para sentarse y dar gracias al Arcángel Gabriel y a sus ángeles.
Amado Arcángel Gabriel:
“¡Muchísimas gracias por estar conmigo! Doy las gracias a tus ángeles y te doy gracias a ti, amadísimo Padre/Madre, por tu amor, por todo el regalo de la vida que me das, y lo que me das en ella. ¡Gracias, gracias, gracias!”
(Aquí también puede pedir a Padre/Madre y al Arcángel Gabriel y sus ángeles, que aunque haya terminado su ritual, ellos sigan limpiando, sanando y purificando su ser mientras usted duerme).
Para salir de este ejercicio, lo invito a que empiece a mover poco a poco, los dedos de sus manos, sus pies, estirándose suavemente, bostezando si usted lo considera adecuado; y cuando esté listo o lista, puede abrir sus ojos.
Que la bendición de Padre y todos los seres de la luz, este sobre usted y sobre los que usted bendiga.
Así es y hecho está.