Abrazo cada momento como una oportunidad para la manifestación de milagros en mi vida.
Las oportunidades infinitas para dar lugar a los milagros están entretejidas en la naturaleza sagrada del Universo.
Cuando no podemos admitir milagros en nuestras vidas, es porque, con nuestra duda, nuestra necesidad de controlar los resultado y nuestra pequeñez de espíritu los hemos obstaculizado.
Hoy, pido a mi amado Creador, que me ayude a vaciarme de todo aquello que me separa de su Luz. Hoy, no vivo mi vida a través de mis heridas, ni de mis limitaciones, sino desde mi corazón, desde mi esperar lo mejor de todo y de todos. Hoy, elijo vivir cada día en gratitud, en alegría, en amor y lista para dar, para otorgar. Soy bondadosa, soy generosa, soy amorosa, soy todo un “Sí” a la divinidad que habita en mi.
Elijo vivir este Nuevo Año, admitiendo milagros, facilitando milagros, dando milagros, siendo un milagro.
Así es y hecho está.
En el nombre de Jesús.
Amén.