En las últimas semanas he estado escribiendo acerca de las las Leyes del Pedir.
A estas alturas, es probable que ya haya notado que el pedir no es más que sintonizarse primero con su Verdadero Ser, y luego, desde allí, iniciar la conversación que desea tener con Dios, en el reconocimiento profundo de que no se trata de enviar su mensaje hacia afuera de usted, a un Dios que se encuentra lejos, sino hacia adentro de sí mismo ya que es en SU Ser, que Padre/Madre/Luz está y vive. Su mensaje, resuena dentro de usted, no afuera!
Pedir en la oración es, entonces, el proceso de conversar y expresar sus más profundas necesidades y deseos, dejando espacio para la honestidad y la vulnerabilidad ante usted mismo y ante Dios.
Para que su petición lleve en sí la suficiente fuerza y pasión (lo cual activa el poder interior universal que responde a nuestro pedido),es fundamental garantizar la impecabilidad de su solicitud.
Esta debe basarse en la integridad de su alma y no en los deseos ilusorios de su ego (que siempre está hambriento de manipular y controlar todo, incluso a Dios).
Una forma de crear una petición centrada en su Verdadero Ser, es rendirse y pedir con todo su cuerpo. Arrodíllese, una las palmas de sus manos y agache su cabeza.
Esta es una posición que disminuye el ego, que abre todo tu ser, y le contacta con la Tierra.
Postrando su cuerpo permite y fomenta la acción sagrada de rendirse y llama a la humildad y la entrega.
¡Gracias por leer!
Yvonne