Hay días en que la soledad pesa y pareciera que nadie nos acompaña en la resolución de problemas, que nadie nos ayuda a aliviar las cargas, que a nadie le importa mucho si nuestro corazón duele, y que en general, la vida es una batalla solitaria. Cuando nos sentimos así, es porque olvidamos nuestra divinidad, y nuestra conexión con Dios.
El mensaje fundamental de Jesús fue que los seres humanos se comunicaran con Dios. No a través de comunicaciones esporádicas ni ritualistas sino que Él insistía en que la relación con el Creador fuera una vivencia continua, todos los días, en todo momento; Jesús se refería a que la comunicación con Dios fuera un estado permanente de consciencia, desde el interior y el alma de cada persona; nos insistía en el estar en un estado deliberado de amor con Dios y con el propósito de que el alma y la mente se confirmasen a sí mismas.
Si queremos crear una vida en la cual nos sentimos amados, acompañados y apoderados para crear transformaciones positivas importantes, necesitamos mantener y sostener una intención diaria de vivir por y para Dios. En la admisión de su Luz y su Amor en nosotros, podemos provocar la fuerza y la pasión necesarias para vivir una vida digna, expandida y próspera. Es cuando activamos la memoria, el corazón y el alma para que se mantengan en un estado continuo de consagración, es decir, en comunicación constante con lo Sagrado, cuando encontramos que no estamos solos, que nunca hemos estado solos.
Cuando se está en un estado intencional de vivir en Dios (desde), por Dios (propósito), y para Dios (lo que hacemos), entonces estamos en un estado Sagrado de continua comunicación con Él y así, activamos Su semilla, Su código Sagrado en nuestro ser, el cual nos guía hacia la santificación de nuestra vida: el vivir en un estado de pureza, de amor y de libertad.
Antes de tomar una decisión, antes de actuar, revise si a Dios le agrada lo que siente, lo que piensa, lo que hace; revise si cada palabra que sale de su boca y cada deseo de su corazón son del agrado de Dios, y de no ser así, rectifíque su rumbo y así no se sentirá solo, ni abandonado, ni víctima. Es en la aceptación de Dios y en la conexión con Él, que toda soledad cesa, que todo dolor para, que toda escasez desaparece, que toda carga es nula.
Busque un momento de silencio en el cual no vaya a tener interrupciones. Elija una música suave y amorosa y en un estado de Gracia Sagrado, repita:
Frase para Re-Conectarse con Dios:
Te doy gracias Padre amoroso, sagrado , inmanente.
Glorifico en mi Tu Ser y glorifica Tú en mi Tu Luz.
Gracias Padre, gracias, gracias, gracias, ……….
Que el amor de Dios inunde su vida, y que usted vuelva, conscientemente, a conectarse con la Luz.
¡Gracias por Leer!
Yvonne
Esta es una publicación del blog de Yvonne: www.angelesenlacasa.com