Hoy me pregunto ¿cuántos de nosotros estamos dispuestos a ir hacia donde la voz de Dios nos dice que vayamos?
La voz de Dios nos habla en respuesta a nuestras oraciones, y guíandonos a honrar la historia contenida en el transitar de nuestra alma. Muchos decimos que queremos tal o cual cosa, y si hacemos silencio y nos hacemos presentes en nuestra vida, veremos una gran cantidad de sincronicidades, de señales, de ideas repetitivas, de intuiciones, sueños y momentos milagrosos que decididamente nos llevarían a la realización y concretización de lo que buscamos si tan solo diéramos un paso seguido de otro hacia donde estamos siendo guiados. La voz de Dios en nosotros, lleva contenida en sí, la inspiración para tomar un camino específico, y sus respuestas son claras y precisas. La pregunta es: ¿Estamos dispuestos a ir hacia donde Dios nos está guiando ir?
Usualmente usted ya sabe la respuesta a su pregunta, y ya sabe cuando recibió una respuesta clara, lo que le detiene es la resistencia a ir por el camino que Dios está poniendo delante suyo. Esta resistencia viene a raíz de que usted cree tener una mejor respuesta que la que Dios le dá, porque le tiene miedo al camino y a lo que va a encontrar en él o por desconfianza en Dios.
Y yo le digo esto: si de verdad desea trascender las circunstancias de su vida, si de verdad quiere evolucionar y manifestar sus sueños, vaya y haga lo que está siendo guiado a hacer. La voz de Dios y de sus Ángeles viene siempre desde la Luz y están codificadas en el amor, lo que significa que lo que está guiado a hacer (o dejar de hacer) es y sera para su mayor beneficio y el de quienes le rodean.
Ni Moisés, ni Job, ni Abraham, ni Siddartha, ni Jesús, ni Gandhi, ni Madre Teresa sufrieron de cobardía. Quizá dudaron, quizá temieron, pero a pesar de sus dudas y de sus temores, avanzaron, caminaron y confiaron en seguir la voz de Dios en su corazón.
¿Qué he ha estado diciendo la voz de su corazón? ¿Qué es aquello que sabe que tiene que hacer (o dejar de hacer) para poder resolver la situación que le tiene sientiéndose atrapado, angustiado, desapoderado o triste? ¿A qué le teme? ¿Está dispuesto a seguir la voz de Dios y caminar en confianza profunda?
Yo lo invito a trascender y a ponerse de inmediato en movimiento cada vez que Dios le dice, como le dijo a Abraham: “Ve y anda”.
Esta es una publicación del blog de Yvonne: www.angelesenlacasa.com