Si el Creador de Todo lo que Es, es lento para la ira y abundante en misericordia, entonces, ¿cómo podemos ser nosotros menos que eso?
¿Cómo pedir la misericordia de Dios si usted no está dispuesto a darla a otros? La misericordia no es solamente una virtud exclusiva de Dios, es una virtud plantada por Él en el centro de nuestro Ser para que la ejerzamos con amor y alegría.
Lo invito cada día a hacerse las siguientes preguntas y a esperar la respuesta de Dios, en total silencio, pues Su respuesta llegará a usted en forma espontánea, clara y sin esfuerzo de su parte:
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Si pudiera plantar la semilla de mi amor y mi compasión por otros, ¿en dónde quisiera Dios que yo la plantara?
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¿Cuál es la ofrenda amorosa y misericordiosa que puedo darle a alguien más, que cambiará su vida para siempre?
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¿Qué energía, espacio y consciencia necesita mi cuerpo y yo, para permitir la misericordia de Dios en mi vida, y permitirme ser misericordioso con los seres que amo y con los demás?
Esta es una publicación del blog de Yvonne: www.angelesenlacasa.com