Usualmente esperamos que Dios responda a nuestras oraciones y preguntas en oraciones enteras de sintaxis perfecta, en nuestro idioma y sin faltas de ortografía. Nos imaginamos que Dios va a recordar los puntos y las comas y hablará de una forma vociferante que no dejará ni un espacio de duda de que es Él y no el loco que vive dentro de nosotros y que no se calla nunca, quien en realidad está dandonos la respuesta.
Además, requerimos y esperamos, que la respuesta vaya de acuerdo a lo que queremos oír: será una confirmación de lo que ya sabíamos, bueno o malo, no importa; lo que importa es que viene a darnos lo que queremos: exactamente del color, del tamaño, la textura y el contenido esperado.
Esperamos la respuesta de Dios como si fuera un paquete que encargamos en Internet y que cuando lo recibimos lo revisamos a ver si viene en buen estado y si llena las características esperadas de acuerdo a la descripción del producto.
Si estamos sufriendo, queremos que el sufrimiento cese de inmediato. Queremos Milagros hechos a la medida y si no los obtenemos de acuerdo a la descripción dada a Dios, tal y como los pedimos, entonces, o nos deshacemos en desesperación y lágrimas, o entramos en un berrinche sospechosamente parecido a los berrinches de poder que sostienen las guerras y mantienen la pobreza de espíritu en el mundo.
Hoy quiero invitarlo a que cese la necedad de condicionar a Dios, la necedad de creer que Dios (y sus Ángeles) son un tipo de Aladino con la obligación de darle tres deseos, así sea que halla que parar al mundo para otorgárselos.
Escuche esto: Dios ya nos dio su promesa de que pidamos y de que Él responderá. Ya nos dijo que nos quedemos quietos pues Él es Dios y conoce todos nuestros caminos, nuestros anhelos, nuestros retos y nuestros dolores. Dios responde y ¡vaya si no responde! Lo que usted tal vez no sabe, es que Él responde en forma de energía.
Esta energía es el resultado de aquello que pidió, y que pide constantemente desde la resonancia de su corazón. Esta energía es sutil y maravillosa pues contiene en sí misma todo aquello que necesita para satisfacer aquello por lo que pide. Esta energía contiene la presencia de Dios encapsulada en amor incondicional, en personas que vendrán a usted a ayudarle sin que usted espere, viene en forma de coincidencias, viene en forma de nuevas ideas, de ideas repetitivas, viene en forma de sus Ángeles enviados a facilitarle las cosas, viene en forma de sueños, de letras de canciones con la frase que necesita, viene de maneras creativas, simbólicas y divertidas.
Dios responde a través de energía que si usted hace silencio y se permite sentirla, sabrá que está allí, sin la menor duda. Esta energía sagrada, divina e infinita le trae lo que usted pidió y más, pero no necesariamente de la forma, el color, y la textura que usted imaginó. Viene mejorada y aumentada. Dios conoce sus caminos, sabe la historia de su Alma y tiene una visión completa y amorosa de quién usted ES y por lo tanto sus respuestas son acordes a su historia y a lo que DE VERDAD necesita y desea, no lo que usted cree que necesita. ¿Me sigue?
Lo invito a que en sus momentos de meditación, cuando silencia todo su Ser, y se sienta a escuchar a Dios, sienta su energía. Concéntrese en abrirse para dejarla entrar en su Ser, abra sus células, sus moléculas, los espacios entre sus células, abra todos sus órganos y sistemas en su cuerpo a sentirá y a recibirla. Déle la bienvenida con todo su Ser a Dios y sentirá, con certeza y sin equivocaciones, las respuestas que vienen en Él cuando usted le da espacio.
Pruebe y me cuenta.
Esta es una publicación del blog de Yvonne: www.angelesenlacasa.com