¿Sabía que dentro de usted late la vida de su esencia, es decir, de su alma? No hay otro ser humano igual que usted. Usted es único y trae en su ser, un Código Divino, una marca amorosa que lo une a nuestro amado Dios de forma irrevocable.
Cada quien tiene la oportunidad de expresar su esencia, su alma, a través de sus destrezas, de sus habilidades, de su trabajo, y de su expresión creativa.
Algunos, somos de alto volumen, nos gusta expresarnos con el corazón en voz alta. Ayer le escribía a un amigo muy querido, al cual siempre recuerdo como un ser de alto volumen ya que irradia la fuerza de su personalidad a los cuatro vientos. Su alma lo insta a manifestarse así, a todo volumen creativo, con una risa a todo volumen, con la pasión de su alma a toda fuerza. (Yo me incluyo en este grupo).
Y hay otros, quienes son de bajo volumen, son introvertidos y la voz de su esencia se manifiesta quedo, en susurro y a veces en silencio, pero no por eso es menos poderosa, ni de menos alcance.
Lo importante es que honremos la voz de nuestra Esencia, la voz de nuestra alma, la voz de quiénes en realidad somos, la cual nos insta a crear una vida plena, una vida de alegría, en donde sentimos que hacemos sentido y que tenemos propósito.
En la voz de nuestra esencia se manifiesta el Código Divino de Dios único para cada quién y mientras más nos atrevemos a ser honestamente quienes somos, sin máscaras, y sin vergüenza, más se nos abren los caminos para una vida que merece vivirse.
¡Lo invito a ir tras sus sueños, a honrar su esencia, a no conformarse con menos, sino pedirlo todo, quererlo todo, atreverse a todo aquello que se ha negado por tanto tiempo!
¡Usted es amado, usted es importante, usted es maravilloso!