A veces en nuestro caminar por la vida, hay eventos, circunstancias, personas y experiencias que terminan haciéndonos sentir pequeños, insignificantes, poco importantes y desapoderados.
Sin embargo, y a pesar de lo que las evidencias señalen, usted es un ser amado más allá de lo que puede concebir ahora. Usted es importante, sus sueños, sus deseos, su vida entera es significativa pues usted trae en si mismo un regalo al mundo que nadie más puede darle.
El planeta no sería el mismo sin usted aquí. Yo no sería la misma si usted no estuviera en este momento leyendo mis palabras. Usted es significativo, importante, vital y más poderoso de lo que imagina.
Si está pasando por un momento en que se siente pequeño, yo le digo: no es cierto. Usted es grandioso, hermoso, y único. Para mi lo es, para Dios lo es, para el Planeta lo es.
Usted es creación de Dios, y Dios no se equivoca en sus creaciones.
Hoy quisiera darle la oportunidad para que llame a la energía amorosa y sanadora de nuestro Creador, para sanar la herida dejada en usted por todas las veces y todas las formas en que se sintió pequeño o insignificante.
Busque un momento de silencio y de solitud. Conéctese con su sentimiento de sentirse pequeño, permítase sentirlo y poniendo ambas manos en su corazón, repita la siguiente oración:
«Amado Creador de Todo lo Que Es yo pido que limpies en mi, de acuerdo a tu entendimiento y definición y para mi mayor y más alto beneficio, el dolor, la tristeza, el temor, la frustración, la soledad, la rabia y la vergüenza que sentí y siento por todas las veces y todas las formas en que me sentí y me siento pequeño, insignificante y poco importante.
Y te pido, que sustituyas todo estas emociones por Amor Incondicional.
Enséñame lo que se siente vivir mi vida, cada día sintiendo que soy grandioso, significativo y que mi vida importa, mis sueños importan, mis planes importan, mis pensamientos y mis palabras importan. Que mi amor importa.
Enséñame lo que se siente vivir mi vida, cada día, siendo consciente que soy hecho a tu imagen y por lo tanto perfecto, incluso en mi imperfección.
Enséñame que es posible y seguro para mí vivir, cada día, expresando mi vida sin temor, sin vergüenza y sin timidez de ser quien soy.
Yo soy en Ti, y Tu eres en mi.
Gracias, gracias, gracias. Así es y hecho está.
Amén.»
Y ahora, quédese un momento, viendo desde su imaginación, cómo una luz amorosa desciende sobre usted sanándolo, limpiándolo y restaurándolo. Abra sus ojos hasta que sienta que la luz se ha aquietado.