La amargura es el fruto que da el rencor, el resentimiento y el arrepentimiento. Así como podemos dar un magnífico y sano fruto de luz a través de nuestro amor, así también podemos dar un fruto venenoso y amargo que no hará más que intoxicar nuestra vida, la vida de quienes nos rodean y al Planeta.
Cuando elegimos masticar y redundar en nuestros rencores, resentimientos y arrepentimientos, generamos el fruto de la amargura que lejos de traernos protección, seguridad y satisfaccion, nos cierra por completo al amor y a la posibilidad de crear, de recibir, de transformar y de manifestar.
Si usted está listo para sacar y resolver la amargura de su ser, hoy quisiera darle la oportunidad para que llame a la energía amorosa y sanadora de nuestro Creador, para sanar la herida dejada en usted por todas las veces y todas las formas en que sintió y siente amargura.
Busque un momento de silencio y de solitud. Conéctese con su amargura, permítase sentirla y poniendo ambas manos en su corazón, diga la siguiente oración:
«Amado Creador de Todo lo Que Es yo pido que limpies en mi, de acuerdo a tu entendimiento y definición y para mi mayor y más alto beneficio, la amargura que ha dejado en mi sentir rencores, resentimientos, y arrepentimientos.
Te pido que me limpies de mi toda esta carga amarga que llevo dentro y que saques, canceles y resuelvas en todo mi ser, a todos los niveles,todas las veces y todas las formas en que me intoxiqué e intoxiqué a otros, con el fruto de mi amargura.
Y te pido, que sustituyas todas estas emociones con Amor Incondicional.
Enséñame lo que se siente vivir mi vida sin el peso del rencor, del resentimiento y del arrepentimiento.
Enséñame cómo volver a comenzar desde el amor, desde el perdón, desde la luz y desde la alegría.
Enséñame lo que se siente vivir mi vida, cada día, sin amargura y en amor.
Enséñame que es posible para mi, seguro para mí y cómo hacerlo.
Gracias, gracias, gracias. Así es y hecho está.
Amén.»
Y ahora, quédese un momento, viendo desde su imaginación, cómo una luz amorosa desciende sobre usted sanándolo, limpiándolo y restaurándolo. Abra sus ojos hasta que sienta que la luz se ha aquietado.