Cada vez que hemos elegido la desconfianza sobre la confianza profunda, hemos elegido creer e invertir nuestro ser en la sombra y en el desamor. Es vital renacer y restaurar la certeza profunda en la bondad del Creador para con nosotros, y elegir, una y otra vez, incansablemente la luz sobre la sombra, y el amor sobre el desamor.
Yo hoy le invito a restaurar su fe, su confianza y el saberse amado, sostenido, escuchado e importante para Dios. Lo invito a dejar atrás toda duda, resentimiento y diálogo interno que perpetúa la creencia de que usted no es importante para Dios. Ábra su corazón, su mente y su cuerpo a la posibilidad de que tal vez, es usted quien le ha cerrado la puerta a Dios y a su amor y a que hoy, y en cada momento, tiene la oportunidad de volver a Él-Ella.
Si lo que desea de todo corazón es vivir en la certeza de la bondad de Dios para con usted, hoy lo invito a sanar la herida y el sufrimiento que usted se ocasionó a si mismo cada vez que dudó, cada vez que le dio espacio al temor, cada vez que eligió desconfiar.
- Busque un momento de silencio. Cierre sus ojos y siéntese en un lugar cómodo
- Tome una respiración profunda. Relaje su cuerpo
- Y desde su amor y su gratitud conéctese con nuestro Creador.
- Concéntrese en su respiración con si mismo, con su corazón, con su cuerpo
- Dejando fluir el aire
- Observe como recorre todo su sistema respiratorio
- Respire suave y continuamente, con la conciencia de estar inhalando la vida y sintiendo la presencia de Dios.
- Recuerde a lo largo de su vida todos aquellos eventos y momentos en los cuales, de alguna manera, sintió desconfianza en Dios, en la vida, en si mismo.
- Recuerde todas las veces y las formas en que expresó su desconfianza en las bondades de Dios, a través de sus palabras, de sus acciones, de sus miradas, de sus juicios, y de sus pensamientos, revisando en cada memoria, sus cuáles fueron sus motivos para desconfiar. Y si está en su corazón, arrepintiéndose del daño que se causó a si mismo a través de esta desconfianza.
- Conforme recorre cada hecho, perdónese por cada uno en forma general.
- Recuerde el hecho, su intención, las probables causas y si usted se arrepiente o no y luego pase al siguiente hecho.
- Tomando conciencia con humildad de que usted no es perfecto, perdónese a sí mismo por darle espacio al temor, a la duda, a la desconfianza. Dejando fluir el perdón de Padre y el perdón de usted mismo hacia todos estos actos de desconfianza.
- Dentro de este proceso de perdón, pida perdón a cada uno de los seres que afectó a través de su desconfianza, comenzando por usted mismo.
Una vez que ha hecho todo esto, con una mano en su corazón y otra en su frente, repita esta oración con todo su corazón e intención de sanar: