Lo invito a que llene su vida de suavidad. Suavidad en lo que toca, suavidad en lo que recibe, suavidad en sus palabras, suavidad en sus miradas, suavidad en como se mueve, suavidad en el trato a sus animales y a sus plantas, suavidad consigo mismo, suavidad en sus proyectos, en sus quehaceres…
Imagine que todo aquello con lo que usted entra en contacto, es frágil y puede quebrarse. Imagine que dentro de la suavidad, viaja la ternura, el respeto, el asombro de lo milagroso, la esperanza, la renovación, el renacimiento…
¿Qué tal si se hace consciente de que mientras más se suaviza todo su ser, más se suaviza su vida? ¿Qué tal si reconoce que mientras más cuidadoso y amoroso es con todos y con todo (incluído con usted mismo), más cuidadosa y amorosa sera la vida con usted?
Es mi intención de Luz hoy, es conocer lo que es expresar y recibir suavidad en todos los aspectos de mi vida.
Amado Padre, enséñame el toque amoroso y suave de mi ser para con todos y todo aquello que cruza mi camino.
Enséñame lo que se siente suavizar todas las situaciones y personas duras de mi vida, empezando por mi.
Que la suavidad se manifieste y se haga parte de mi.
Enséñame. Gracias, gracias, gracias.
Así es y hecho está. En el nombre de Jesús.
Amén.