Es vital hacerse conscientes de que nuestros pensamientos tienen una relación directa con la realidad que vivimos. Lo que pensamos tiene poder creador. Si usted quiere crear una realidad diferente, es necesario que piense diferente. Usualmente, permitimos que los pensamientos negativos, pesimistas, de duda, y de fracaso sean los protagonistas en la película imaginativa que corre insistentemente en nuestras cabezas.
El lenguaje ordena el pensamiento, así que si las palabras y frases que salen de su boca no están alineadas con una vida amorosa, sus pensamientos tampoco lo están y cuando sus pensamientos insisten en el sufrimiento, en lo que no hay, en lo que no se puede, en lo que falta ¿cómo podría sorprendernos si su vida no está siendo dulce, buena y abundante?
Note y observe cómo piensa y cómo habla. Vea su mundo. Y vea lo que está creando a través de sus pensamientos y palabras.
En las partes de su vida que están funcionales, que son sostenibles, y que le dan alegría, seguramente usted genera pensamientos repetitivos que nutren la vida, la esperanza, la alegría, la bondad, y que tienen un propósito claro. Habla utilizando palabras amorosas, de carga bondadosa y creadora.
En las partes de su vida que no funcionan, que están estancadas y adoloridas, seguramente genera pensamientos repetitivos negativos, de victimización, de una visión limitada y pobre sobre usted mismo y su poder personal. Habla usando palabras como ¨no sé cómo¨, ¨no sé por qué esto me pasa a mi¨, ¨qué mal está la situación¨, ¨qué difícil es todo¨, ¨no puedo¨, etc…
Usted es el creador de la calidad de su vida y lo hace a través de la calidad de los pensamientos y las palabras que elige.
Amado Padre,
Es mi intención de luz, llenar mis pensamientos con la energía creativa y positiva del amor y la confianza profunda.
Mis pensamientos se iluminan con Tu Luz.
Dedico todo lo que pienso y todo lo que digo a construír una vida en donde ejerzo mi poder creador, y en donde me deleito en el fruto de mis propias creaciones amorosas y buenas.
Gracias Padre, por darme la posibilidad de conocer mis pensamientos y cuidarlos para que no se llenen de malas hierbas.
Gracias, gracias, gracias.
En el nombre de Jesús.
Amén.