La vanidad está directamente relacionada con la arrogancia. Cuando somos vanidosos, nos sentimos impresionados por nosotros mismos, y cuando admiramos nuestros talentos, posesiones y nuestro estatus, lo hacemos sintiéndonos superiores y mejores que los demás.
Amarnos, respetarnos, honrarnos y apreciar nuestras habilidades y talentos, es parte del amor y valor personal y es maravilloso sentirnos bien con nosotros mismos y cómodos en nuestra propia piel; siempre y cuando nos sintamos así, genuinamente, desde nuestra pureza y usemos nuestra confianza y comodidad personal como el motor que impulsa el vivir una vida de bienestar personal y social.
Pero cuando nos sentimos bien con nosotros mismos y lo utilizamos como una forma de sentirnos más importantes y para hacer de menos a los demás, eso ya no es amor personal, sino vanidad. La vanidad, nace de cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, y nos regocijamos en las bendiciones que tenemos olvidándonos de la fuente de estas bendiciones.
El hecho de que alguien tenga talento y sea capaz de desarrollarlo hacia mayores habilidades o en una ocupación que le permita alcanzar grandes éxitos no disminuye lo obvio: todo esto es un regalo de Dios. La fuente divina de quienes somos, de lo que tenemos, de lo que logramos es nuestro amado Padre-Madre.
Amado Padre-Madre
Que jamás olvide que todo lo que soy, y todo lo que tengo viene de Ti.
Tu eres el diseñador, el creador y el dador de bendiciones y yo soy incapaz de crear nada sin tu voluntad y tu bendición.
Quiero recordar que cada vez que logro algo, es porque la fuerza de tu amor, de tu bondad y tu voluntad están entretejidos en mis pensamientos, en mis intenciones y en mis acciones. Y por esto estoy infinitamente agradecido.
Que jamás utilice yo mis logros y mis éxitos para sentirme importante, o más que alguien más.
Seré humilde y recordaré que camino siendo igual a los demás y que en mi amor y apreciación por mi mismo, estoy amando y respetando a los demás.
No hay amor personal genuino, sin respeto por el mundo, por las personas, por los animales, por las plantas, por los espacios en que habito.
Yo soy, porque me permites ser. Yo soy en Ti. Yo soy desde Ti. Yo soy por Ti.
Gracias, gracias, gracias.
En el nombre de Jesús.
Amén.