Si usted lee mi blog, es muy probable que esté buscando activamente vivir una vida que merece ser vivida.
Nuestra vida merece ser vivida cuando tenemos una visión de lo que Somos y de lo que podemos llegar a Ser, que nos energiza, que nos trae la fuerza de la pasión y que nos hace soñar despiertos sobre aquello maravilloso que visionamos.
La visión de lo que queremos crear en nuestra vida es un asunto sumamente personal y toda visión que añoramos es sagrada y bendita. Así que seguramente está buscando dos cosas: una vida plena y la forma de mantener esa vida plena.
Todos tenemos un Yo secreto, que nos susurra ideas, instrucciones, y que nos guía hacia la expresión de nuestro Ser en su máximo poder de expresión.
En este nuevo comienzo del año, quiero motivarlo para que se lance en un clavado lleno de fe hacia el espacio sagrado de sus sueños más queridos, de sus ideas más atrevidas, de aquello que viene años soñando pero no concretando en la realidad de su vida.
Hasta que uno se compromete, hay duda e incertidumbre y existe la oportunidad de hacerse hacia atrás llevándolo de nuevo a una vida en la que solo sueña pero sin actualizar sus sueños.
Con respecto a todos los actos de iniciativa (de creación), hay una verdad elemental que si no la conocemos, corremos el riesgo de matar incontables ideas y planes espléndidos: El momento en el que uno se compromete definitivamente a algo, la providencia, el Universo, se mueve de inmediato para ayudarnos y abrirnos los caminos. Muchas cosas suceden que de otra forma no hubiesen sucedido. Una serie de eventos se empiezan a manifestar a raíz de haber tomado acción, levantando el favor de incidentes, coincidencias, reuniones y oportunidades que nos asisten en llevar a la Luz de la realidad nuestra visión.
Empiece hoy, ahora mismo. Tome los primeros pasos en comprometerse a largo plazo para vivir una vida que merece vivirse. Viva su visión, no la sueñe. Dios está con usted, y usted está en El y para Dios nada es imposible.