¿Se recuerda que le decía que un Milagro es un suceso que se da fuera del espacio y el tiempo normal en donde se crea una nueva configuración – por una inteligencia mayor a la nuestra?
A usted le toca empezar a observar y ser testigo de esta interferencia en el tiempo y en el espacio en su vida. Todo aquello que sucede de forma espontánea y que viene a resolver algún problema, angustia o preocupación, o que bien, viene a facilitar su vida, es un Milagro. Estas interferencias en el tiempo y en el espacio se manifiestan a raíz de la apertura y de la calidad de nuestra conexión con nuestro propio ser.
En otras palabras, los Milagros no vienen de afuera sino se producen desde el centro de su ser. Los Milagros son un resultado de una colaboración entre nuestra propia habilidad creativa y la guía divina dentro de la voluntad de Padre.
Pero, ¿cómo crear las condiciones necesarias para despertar el código divino en nosotros y conscientemente abrir este canal de reconocimiento de las constantes creaciones milagrosas y de intervención divina?
Bien, según mis investigaciones, entrevistas y experiencias con clientes míos y experiencias personales, los Milagros no necesariamente ocurren cada vez que suplicamos a Dios ayuda, pero parecen suscitarse naturalmente cuando entramos en un estado de ánimo de paz, amoroso y cuando seguimos la guía de nuestro interior, esa pequeña voz que nos habla calladito, pero insistentemente. Los Milagros suceden, cuando dejamos de tratar de controlar las situaciones en nuestra vida, y cuando entregamos ese control a una fuerza mayor a nosotros. Los Milagros se dan cuando expandimos nuestra consciencia y ampliamos el rango de nuestra participación en nuestra propia vida.
Le invito a reflexionar en lo siguiente:
– Un Milagro es un evento nacido en amor incondicional.
– Un Milagro tiene un efecto sanador que se multiplica en todos aquellos seres que toca.
– Un Milagro es una ocurrencia que rebasa nuestras expectativas y creencias sobre lo que es posible.