Maldad e injusticia se define como hacerle daño a cualquier manifestación de la creación intencionalmente y sin causa. La maldad y la injusticia suceden cuando transgredimos los derechos de otros, para obtener algo que deseamos.
Cuando elegimos dañar a otros, inevitablemente terminamos haciéndonos daños a nosotros mismos. La opresión , la tiranía, el abuso de poder, y toda forma de hacer de menos o de discriminar a otros, son formas de maldad e injusticia.
Evalúe en su vida, si usted está siendo injusto o actuando desde la maldad con cualquier ser humanos y/o cualquier ser de la creación de Dios, en cualquiera de sus reinos.
Es vital, para el bienestar de su alma, de su corazón y de su vida presente y futura (y la de sus hijos y descendientes) que usted se comprometa a jamás lastimar a nada ni a nadie intencionalmente y que camine a través de su vida eligiendo una y otra vez, la bondad.
El corazón se purifica de la sombra de la maldad y la injusticia a través del respeto profundo a todas las formas de vida y del honrar la integridad de la vida en todas sus formas. Cuando vivimos con la intención pura y de luz, de vivir sin lastimar a otros, en plena consciencia de que cada acto nuestro tiene repercusiones infinitas en todo el Universo, tomamos responsabilidad de sembrar el amor, la bondad, el respeto, y la igualdad entre los seres humanos y la creación.
Estos actos amorosos de luz, y de bondad absoluta crean cambios positivos y amorosos en nuestra vida diaria y empezamos a ser testigos de Milagros, de bondades y de transformaciones maravillosas en nuestras vidas y en las vidas de nuestros hijos.
Amado Padre,
Enséñame a vivir en la luz.
Es mi intención vivir en pureza de corazón.
Es mi intención vivir dando bondad, creando bondad, facilitando bondad, siendo bondad, recibiendo bondad.
Es mi intención respetar, honrar y aceptar la vida en todas sus formas, y jamás, jamás, jamás, lastimar a nadie ni a nada intencionalmente.
Camino por mi vida con pasos suaves, bondadosos, amorosos y cuidadosos para honrar tus creaciones y todo corazón que late con la vida.
En el nombre de Jesús, así es y hecho está.
Amén.