La honestidad es decir la verdad, sobre todo, todo el tiempo, a los demás y nosotros mismos.
Queremos ser felices, queremos sanar, queremos transformar ciertos aspectos de nuestras vidas que parecen no funcionar, queremos vivir en abundancia, queremos amar y ser amados, queremos vivir una vida de peso, plena, que con su luz ilumine al mundo…Pero, ¿cómo poder lograr esto, si no somos honestos?
A través de nuestra vida, nos encontramos varios momentos en los que nos toca elegir si vamos a actuar en total y absoluta integridad, parados y sostenidos en la verdad, o si vamos a tomar el camino de negociar la verdad por una mentira que por muy pequeña que sea, nos llevará a transitar el camino de sombras en donde no hay claridad, en donde no hay congruencia, en donde a la larga, el haber tomado la solución que nos daba una salida rápida y fácil, quizá vino a enredar más nuestra vida y a hacer el problema del cual huíamos, aún más serio y complicado.
El Octavo Mandamiento dice: “No dirás falso testimonio, ni mentirás”.
A mi me parece que Dios, cuando le dictó esto a Moisés, lo hizo para que supiéramos que para poder vivir una vida en luz, una vida que pudiera sostener y alegrarse en Su presencia Santa en nosotros, era necesario que nos cuidáramos de evitar decir falsedades, de evitar vivir pretendiendo, de evitar hacer fabricaciones, de evitar la mentira en todas sus formas, tamaños y colores; pues la mentira nos separa de Dios y de nosotros mismos, de nuestra posibilidad de crear algo verdadero, puro y limpio.
No hay vida que pueda ser funcional y sostenerse en bienestar real, si en su base no existe la transparencia de la verdad.
Para poder ser fiel a nosotros mismos y poder tocar la luz de nuestra esencia es necesario ser valientes y decirnos la verdad. Es imposible sentir paz si nuestra vida se basa en una gran mentira o bien en una serie de mentiras crónicas.
Hoy lo invito a preguntarse:
- ¿Quiero vivir una vida honesta?
- ¿Sé cómo ser honesto conmigo mismo y con los demás?
- ¿Sé cómo se siente, cómo huele, qué sabor tiene la verdad?
- ¿Estoy dispuesto a empezar aquí y ahora, en este momento a actuar en forma honesta?
- ¿Por qué me da miedo la verdad? ¿A qué le temo si digo la verdad?
- ¿Qué energía, espacio y conciencia, necesita mi cuerpo y yo, para decir, ser, y actuar con base en la Verdad?
Si su deseo es vivir una vida desde la honestidad, y aprender lo que se siente ser honesto desde el fondo de su ser, lo invito a entrar en oración y pedir algo así: (Usted siempre puede crear sus propias oraciones):
Amado Creador de Todo lo Que Es, enséñame Tu definición y entendimiento de lo que Es la Verdad.
Enséñame lo que se siente decirme y decirle a otros la verdad,
Enséñame que es posible para mi decir la verdad
Enséñame que es seguro para mí decir la verdad y cómo hacerlo, sobre todo, todo el tiempo.
Gracias, gracias, gracias. Así es y hecho está. Amén.
Quédese por un momento quieto y con sus ojos cerrados, viendo con su mente, cómo una luz baja de algún lugar del Universo, a entregarle todas estas enseñanzas. Vea, cómo ésta luz, entra en todo su ser, hasta llegar a su última célula.