Amarse a si mismo significa entrar en la práctica constante del amor auto-dirigido. El amor es la virtud más poderosa, con la cual nacimos para ponerla en acción, y el primer paso para poder expandir el amor y vivir una vida verdaderamente amorosa empieza por admitir la divinidad del amor hacia nosotros mismos. ¿Cómo poder atrevernos a decir que amamos a otros si no estamos abiertos al amor de nosotros hacia nosotros?
El amor es la chispa que enciende cualquier forma de vida, es el principio básico que mueve todo lo que existe. Participar concientemente con esta fuerza maravillosa, acoplarnos a ella y vivir en amor y respeto por quienes somos, tal y como somos, es lo que da significado a nuestra vida.
Venimos a esta Tierra a co-crear con Dios extendiendo amor a través de nuestra vida sagrada. Somos un canal en el cual el amor de Dios se hace manifiesto. Y como tal canal que somos, somos responsables de hacernos recipientes limpios, purificados. ¿Cómo poder ser canales del amor, y de todos los bienestares que lo acompañan, si el canal no es amor en si mismo?
Amarse a si mismo es un regalo precioso de usted para usted. Es una energía increíblemente poderosa que no solamente lo abilita para amar a otros, sino que a su vez, crea una energía positiva que se expande y reverbera atrayendo a usted más amor, más amistad y más aprecio desde muchas direcciones.
La relación que tiene con usted mismo es la más importante de su vida. La felicidad siempre será pasajera si usted no siente paz, respeto y amor por si mismo. Esta es la clave para transformar su vida en algo maravilloso y mejorado.
El amarse a si mismo abre y posibilita los canales para que Dios y su energía divina se manifieste en nosotros y a través de nosotros. Las relaciones que tenemos a nuestro alrededor son solamente un espejo de la relación que tenemos con nosotros mismos. Si siente que otros no lo honran, no lo respetan, no lo aceptan, pregúntese: ¿Me honro a mi mismo?, ¿Me respeto a mi mismo?, ¿Me acepto a mi mismo?
Conforme se ama a si mismo, conforme es bondadoso consigo mismo, y conforme se respeta a si mismo, así será su relación con los demás y con las experiencias de su vida.
Todo amor se genera y se expande desde la esencia pura de nuestro ser. La energía de la pasión, de la creatividad, del propósito de vida, solamente florecen dentro de un contexto amoroso y el amor comienza en nuestras propias paredes, dentro de nosotros mismos.
Cada día de esta semana, al despertar y al irse a dormir, cree la intención de amarse a si mismo, a toda costa, a pesar de todo, sin limitaciones y sin condiciones.
Diriga su atención a la esencia de su ser, a su alma, a su corazón y dígase a si mismo:
Yo me amo, yo me honro, yo me respeto, yo me perdono y yo me acepto completa y profundamente, por todo lo que soy, por todo lo que he sido y por todo lo que puedo ser.
Gracias, gracias, gracias. Me amo dulcemente y es en este amor que recibo todo lo bueno, todo lo dulce, todo lo amoroso, todo lo generoso, todo lo hermoso, todo lo abundante.
Gracias Padre porque me hiciste tal y como soy. Gracias Padre, gracias, gracias, gracias… En el nombre de Jesús. Amén.