Elegir en forma consciente poner la mente y el corazón para Dios cada día (para Él, desde Él y en Él) hace que las cosas cotidianas como el trabajo, el amor, el placer, la crianza de los niños, un paseo, comer, tomar agua y cada acto de la vida diaria, se conviertan en Sagradas. De esta manera el ser humano toma otro sentido de la existencia porque cualquier sufrimiento queda pequeño ante la maravilla de santificar el día en el nombre de Dios.
Al santificar en forma consciente cada acto cotidiano de su vida, usted abre un nuevo mundo ante sí mismo, con un nuevo propósito en el cual no hay cabida para la insistencia en la tristeza, el malestar o la desesperación. Su vida en la Tierra se unifica con…
el cielo y adquiere una cualidad divina. Al santificar nuestro día, le estamos dando espacio a Dios, a su Luz, a Su Amor, a Su Poder, a Su Propósito, a Su Alegría, a sus Milagros y estamos permanentemente acompañados por Él en forma consciente y sintiendo en forma profunda y directa su protección y ayuda personal.
¡Santifique su día e invite a Dios a su lado!
Amado Padre, mi vida es tu vida. Santifico cada espacio, cada palabra, pensamiento, acto, emoción y evento en este día. Desde antes que comience, mi día es ya maravilloso y lleno de Tu Luz. Todas mis acciones, mis actividades, mis palabras y mis planes vienen de Ti, son de Tí y son para Ti. Bendito seas, y bendito sea mi día. Que Tú y tus Seres de la Luz me acompañen y abran mis caminos. Amén.
Esta es una publicación del blog de Yvonne: www.angelesenlacasa.com