Inherente a todos los seres humanos es el instinto de protegernos a nosotros mismos y a otros, especialmente aquellos que amamos, de daños, lesiones o ataques. Cada cultura tiene invocaciones, oraciones, rituales y prácticas para protección. Sentirse protegido siempre genera gratitud, y esto no se limita a aquellos que nos protegen del mundo tales como nuestros padres, sino que al pedir protección y al estar agradecidos por ella, también hacemos un llamado a la ayuda de los seres de la Luz que son parte del plan divino, el Espíritu Santo y figuras espirituales como los Santos y los Ángeles para protección. No estamos solos y podemos pedir siempre la protección de Dios y bañarnos en su Luz protectora.
Gracias amado Creador de Todo lo Que Es, porque camino por la vida protegido por Tu bondad, Tu poder y Tu gracia.
Gracias porque me haces invisible para la sombra y porque envías a tus Ángeles para que desciendan sobre mi y los mios a protegernos y guiarnos en los caminos de tu luz.
Gracias porque me protégés de la maldad, de la injusticia y de todo peligro.
Gracias porque a mi no me toca la sombra.
Gracias Padre amado, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias…