Muchas personas se afanan por la palabra “perdón” al pensar que esto significa que debe ser algo desagradable y dramático; pero no, esa palabra significa “soltar”, dejar ir, liberar viejas ideas, sentimientos o condiciones para dar algo mejor en su lugar.
El “soltar” forma un proceso de vacío y hace espacio para que el nuevo bien entre con rapidez. He descubierto por las charlas con muchísimas personas acerca de sus problemas, y que corresponde a cientos más, que inevitablemente cuando un obstinado problema no cede, es porque hay necesidad de perdonar. Además he descubierto que si una persona conectada con el problema empieza a perdonar, todos los involucrados responderán, son bendecidos, y la solución llega.
Por ejemplo, una señora quedó envuelta en un enredo judicial, sobre los negocios de propiedad de su difunto marido. Todo esto para ella fue muy penoso porque el demandado con quien ella tenía el pleito legal había sido anteriormente muy amigo de la familia. Ella con gran preocupación asistía a un grupo de oración, y una noche contó su situación a los presentes; para su congoja, los miembros del grupo no se entristecieron con su problema, y ninguno de ellos parecía compartir su zozobra. En efecto, ellos la sorprendieron por completo diciéndole que su problema se resolvería si ella perdonaba al señor con quien tenía el desacuerdo. Horrorizada decía: ¿“Perdonarlo? si solamente quería que ustedes oraran para que yo pudiera ganar este caso ante la corte contra él. ¡Él ha hecho cosas terribles! Pero el grupo de oración se mantuvo firme. Salió disgustada, pero volvió a la siguiente semana, y entones sintió que sí, que el perdón podía resolver todas las cosas. Durante muchos días, mientras manejaba, pensaba en este amigo de la familia con quien estaba ahora ante la ley, y resolvió exclamar: “SEÑOR, HUMANAMENTE NO PUEDO PERDONAR A ESE HOMBRE, PERO TÚ SI PUEDES, PERDÓNALO A TRAVÉS DE MÍ”. Prontamente un sentimiento de paz vino y empezó a dar gracias por ello, y dejó luego de lado el asunto. Pocos días después este señor vino a la ciudad y fue a verse con el abogado de ella para preguntar si le podía hacer una visita personal a la señora. Dudando, el abogado contestó: “Supongo que sí, pero esto no le hará bien a usted. Si quiere arreglar este caso, tendrá que entenderse conmigo como su abogado”. El señor contestó: “No deseo visitar a esta señora para hablar del pleito. Simplemente quiero verla porque una vez fuimos amigos y siempre la admiré grandemente, al igual que a su marido. Quisiera verla como antes, para hablar de los viejos tiempos». De ese modo, en forma amistosa hizo su visita, y en el transcurrir de ésta surgió el caso del pleito en la corte. Ellos arreglaron amigablemente el asunto a satisfacción mutua en todo lo concerniente.
El poder de sacar o dejar ir las ideas fijas, actitudes y opiniones, hacen espacio para experiencias más agradables.
Aquí hay una técnica para el perdón que puede formar un espacio o el vacío para cualquier bien que usted pueda necesitar. Hágalo ahora mismo. Siéntese por una media hora cada día y mentalmente perdone a cada uno de los que no están en armonía con usted, o con quienes se sienta mal o por quienes se siente inquieto. Si ha acusado a alguien por una injusticia, si ha discutido con alguno ásperamente, si ha criticado, murmurado sobre alguien, si está legalmente confrontado con alguien, pida mentalmente perdón. Inconscientemente, ellos contestarán. En igual manera, si lo han acusado o si usted se ha acusado de fracaso o errores, perdónese a si mismo. El perdón puede formar el vacío que indemnizará su prosperidad y sus progresos. Mentalmente declare a estas personas: “EL AMOR PERDONADOR DE DIOS NOS HA HECHO LIBRES. EL AMOR DIVINO AHORA PRODUCE RESULTADOS PERFECTOS Y TODO DE NUEVO ESTA BIEN ENTRE NOSOTROS. TE CONTEMPLO CON OJOS DE AMOR Y ME GLORÍO EN TU ÉXITO, PROSPERIDAD Y COMPLETO BIEN” Es bueno declarar para sí mismo: “SOY PERDONADO Y GOBERNADO POR EL AMOR DE DIOS Y TODO ESTÁ BIEN”.
Una vez estaba hablando con una señora que estaba sufriendo grandes dificultades en su matrimonio; su esposo estaba al margen de perder un buen puesto a causa de la bebida e inestabilidad. Cuando le sugerí que lo perdonara, ella contestó: “No hay motivo para mí de perdonarlo. No tengo nada que perdonar. ¡Amo a mi marido!” Le sugerí que alguna clase de vacío obviamente necesitaba formar, que habían muchas situaciones de las que ella quería liberarse; y que quizás no era a su marido al que tenía que perdonar, pero que todos nosotros necesitamos practicar el perdón cada día porque hay muchas actitudes y emociones negativas almacenadas en el subconsciente, sobre las cuales no somos consientes. Así que mi cliente de mala gana finalmente, estuvo de acuerdo para sentarse por media hora cada día y practicar el perdón. Más tarde, declaró con asombro que los nombres de personas que hacía rato había olvidado vinieron a ella durante este período desagradable. A todo esto que vino a su mente, ella declaró palabra y pensamientos de libertad, absolución y perdón; también en lo concerniente al comportamiento de su esposo. A medida que ella comenzó a sentir alivio y libertad de algunas emociones hostiles antiguas que tenía a medio enterrar, las actitudes y bebida de su marido cesaron. Su marido empezó a trabajar fuertemente en el empleo y el éxito vino de tal modo tan grande que ella pudo dejar de trabajar y así proveer un hermoso hogar para su marido, lo cual había sido su deseo desde hacía mucho. ¡Así es el poder del perdón!
¡Perdone, perdone, perdone!
Oración de Perdón y dejar ir
“Yo te perdono, plena y libremente. Te suelto, te libero y te dejo ir en todo lo que me concierne. Ese incidente entre nosotros pasó para siempre.
No te quiero herir. No te deseo daño. Soy libre y eres libre y todo está bien nuevamente entre nosotros.
Así es y hecho está. En el nombre de Jesús. Amén”