Activando Nuestra Luz Interior
Parte 2
Gregg Braden en su maravilloso libro La Matriz Divina, describe la Matriz Divina como “el contenedor que sostiene al Universo, como el puente entre todas las cosas, y el espejo que nos muestra lo que hemos creado.” Braden con su concepto, me ha hecho pensar que, más que atraer cosas, eventos y experiencias, lo que realmente hacemos es generar desde nuestro centro la energía que nos permitirá posicionarnos dentro de la Matriz Divina de tal forma que los elementos y condiciones que deseamos crear, puedan tener acceso a nuestra realidad. Más que atraer un objeto o una experiencia hacia mí, la pregunta sería, ¿Estoy en el estado vibratorio y de consciencia que me permitirá abrirme y contactarme con el objeto/experiencia/circunstancia que deseo?
En un diálogo bien intencionado pero aún inmaduro, se nos ha pintado el escenario en el cual de la noche a la mañana podríamos atraer cualquier cosa que deseamos, así sin más, solo con imaginarlo y cuando no lo logramos, nos llenamos de tristeza, de decepción y de duda (lo cual irónicamente nos hace regresar a los patrones de pensamiento, conductas y resultados que teníamos antes de empezar, ahora más afianzados por la traumática experiencia de sentir que hemos fallado).
Yo pienso para poder generar dentro de nosotros el estado vibratorio ideal para crear una vida de bienestar y de deseos realizados, para poder llegar al punto de poder crear y cambiar nuestra realidad rápida y eficientemente, previamente hay un camino que recorrer, hay un compromiso que hacer, hay una decisión que tomar, hay una disposición que hay que adoptar. A eso me refiero cuando digo que más que atraer se trata de cambiar nuestro estado de consciencia de tal forma que lo que deseamos atraer pueda alcanzarnos y llegar hasta nosotros. Cuando Bradden se refiere a la Matriz Divina, yo visualizo una red maravillosa con billones de estructuras dentro, cada una a su vez constituida por redes infinitas de hilos luminosos que representan posibilidades de todo tipo. Veo una red en la cual podemos elegir, en libertad y conscientemente, en qué hilo sagrado vamos a situarnos para vivir la vida que queremos vivir.
Las posibilidades están allí, las de Luz y las de Sombra, ambas a disposición nuestra.
En nuestra frágil y narcisista humanidad, nos confundimos ante tanta libertad y, empezamos a actuar extraño, completamente a la inversa de un ser desarrollado: dudamos, jugamos, nos ponemos ambivalentes, confusos, tratamos de controlar y darle directrices a lo Divino sobre cómo debería otorgarnos lo que queremos. En general, nos enredamos en nuestro propio hilito egocéntrico, que termina limitando nuestro andar, nuestra libertad, la posibilidad de asumir una postura diferente.
Sería muy útil entonces, peregrinar hacia dentro de nosotros mismos y revisar nuestro corazón, preguntarle por las verdades que alberga, darle espacio a los deseos sagrados, a los sueños divinos que tímidamente habitan dentro. Sería muy útil poder entender las motivaciones de nuestros deseos, pedir por las coordenadas que nos van a orientar en su búsqueda y en su encuentro.
La Matriz Divina lo contiene todo y en esa vastedad, lo mejor sería entrenarnos para elegir conscientemente el lugar donde, no sólo encontramos lo que creemos que queremos, sino además lo no imaginado, aquello que nos impulsará más allá de los límites de nuestra limitada percepción.
¿En qué lugar de la Matriz Divina está viviendo hoy?
¡Gracias por leer!
Yvonne