Continuando con el tema de Los Milagros, y sobre nuestra tendencia a dudar sobre ellos, hoy quisiera señalar que acostumbramos a hacemos preguntas que alimentan la duda.
Las preguntas que muchos estarán pensando, pero que no se atreven a decir en voz alta son preguntas tales como:
Si un milagro es tan maravilloso y podría ser un experiencia abierta a cualquiera, a todos, ¿porqué no les pasa a todos, porqué no todos las experimentan y porqué pareciera imposible que yo, ser pequeño , pudiera co-crear un milagro? O hacemos preguntas aún más incidiosas: Si Dios es solamente bondad, Si Dios es todo poderoso, infinito y magnífico, ¿por qué hace Milagros para algunos y para otros no? ¿Por qué una persona es sanada milagrosamente y otra no? ¿Por qué si yo necesito urgentemente un milagro, y pido y pido, no me pasa cuando lo necesito?
Y la respuesta es esta:
Por que los milagros tienen un propósito diferente para cada persona y porque cada alma lleva un proceso diferente en su camino evolutivo y por lo tanto existe una diferencia en lo que cada persona va a experimentar como un milagro.
También a veces, nos preguntamos si la experiencia de permitir milagros ¿podría ser un don? Y el cielo dice que no porque puede lo mismo puede ser un milagro para un agricultor que esté plantando una semilla , y que de ella salga una fruta maravillosa como puede serlo para una persona que trabaja en los basureros y que en medio de la basura encuentra una hermosa flor. El don de recibir y de experimentar milagros lo tenemos todos, siempre y cuando todo venga de Padre y que Padre lo desee y que tenga un propósito. A medida en que estemos listos se nos dan las capacidades, la inspiración las herramientas para inventar y co-crear con Padre y vivir y experimentar los milagros.
Los Milagros ¡no pueden sucederle si usted no está presente! Los milagros están disponibles para todos, todo el tiempo. La invitación que hago hoy aquí, es el estar atentos y agradeciendo cada día lo que sucede como un milagro. La condición que limita el que un milagro suceda y que recibamos ayuda e intervención divina, no es el deseo ni la disponibilidad de Dios para ayudarnos, sino nuestra propia disponibilidad para aceptar la ayuda, y admitir el milagro, cuando se nos ofrece! Usualmente nos conectamos con Dios, hacemos nuestras oraciones, y antes de recibir la respuesta, nos vamos! Literal y simbólicamente.
Al final La pregunta no es si los Milagros pueden sucederle, sino si va a permitirlos y a reconocerlos cuando se dan.
Preguntas de Reflexión:
– ¿Estoy dispuesto a reconocer los Milagros que ya están presentes en mi vida?
– ¿Sé cómo recibir Milagros?
– Si no sé cómo recibir Milagros, ¿Estoy dispuesto a pedir al Creador que me enseñe cómo?
– ¿Qué sería para mi un Milagro en mi vida, en este momento?